La sociedad industrializada actual ha cortado los vínculos que conectaban a los seres humanos con la Naturaleza. La tendencia de nuestros días a dominar y "gestionar" los recursos naturales para obtener beneficios económicos es la raíz de esta desconexión y nos está llevando a un callejón sin salida.
En el medio natural no existen residuos, los desperdicios de un ser vivo son aprovechados por otros. Las sustancias tóxicas generadas por unos organismos son son neutralizadas o detoxificadas por otros. En contraste, los sistemas de producción actuales, basados en el despilfarro de materias primas, energía y agua, en la utilización de productos y procesos industriales tóxicos, generan y emiten masivamente residuos y sustancias químicas tóxicas que los sistemas naturales no pueden asimilar o degradar, pues son en su mayor parte completamente ajenas a la Naturaleza. Estos métodos de producción han llevado a la Tierra a una crisis ambiental sin precedentes.
Quizá la mayor mentira que ha conformado la mentalidad desarrollista es la de la disolución de la contaminación en el agua y en al aire y su conversión en sustancias inocuas. Esto es falso en una gran cantidad de casos y para la mayor parte de contaminantes se puede afirmar que una vez obtenidos y liberados, siempre estarán con nosotros.
Obstaculizada por trabas en su mayoría políticas y financieras (no tecnológicas) existe la única vía de escape al callado pero continuo envenenamiento de nuestro planeta. Sustituir el actual modelo industrial por otro que no produzca ni use sustancias tóxicas, que utilice eficientemente materias primas, agua y energía, que cuestione la necesidad social de un producto o servicio antes de generarlo, que permita la participación ciudadana en el proceso de producción...