LAVADO DE IMAGEN


Lavado de imagen: nunca el juego sucio tuvo la cara tan limpia


Costosas y complejas campañas de publicidad en TV, radio y periódicos se lanzan todos los días. Sus protagonistas (multinacionales, lobbies industriales, gobiernos) intentan así preservar y amplían sus mercados y áreas de influencia política, presentándose ante el público como protectores del medio ambiente o líderes en la lucha por erradicar la pobreza y el hambre. A través del lavado de imagen, las fuerzas económicas y políticas más poderosas del planeta y responsables de la mayor parte de la destrucción ambiental, abrazan la causa del medio ambiente y se apropia de su terminología, prometen "autorregularse" y para ello elaboran "códigos de conducta ambiental"...

El objetivo real: convencer al público de que son benefactores del medio ambiente global, y hacer creer a los políticos que sus actividades cuentan con el apoyo popular.

Para ser testigos de la estrategia del lavado de imagen en acción no hay más que sentarse un rato delante de la TV, o escuchar la radio o leer cualquier diario de tirada nacional. Empresas petrolíferas persiguiendo entre melodías e imágenes heróicas el "oro negro" y extrayéndolo desde instalaciones inmaculadas, automóviles circulando entre paisajes paradisiácos, multinacionales del cloro amigas de los árboles...


El Aplauso de la DuPont

Como paradigma de este tipo de campañas podemos tomar el anuncio televisivo de la multinacional química (una de las 10 más poderosas del mundo) DuPont conocido por "El Aplauso". En éste se muestra a lobos marinos batiendo sus aletas, flamencos elevándose, patos aleteando y ballenas que se sumergen con la Oda de la Alegría como música de fondo, mientras se narra que la compañía "será pionera en el uso de petroleros de doble casco... con el objetivo de salvaguardar el medio ambiente". Lo que no dice el anuncio es que en ese momento los petroleros de doble casco de DuPont no estaban navegando, que su flota completa no lo tendrá hasta el año 2000, y que los lobos marinos, nutrias, pingüinos y focas que exhibe en su anuncio no viven el Golfo de México, que es donde empezarán a funcionar los primeros petroleros de este tipo.

Este uso que hace DuPont de imágenes de hermosa vida salvaje entre música conmovedora, para tratar de convencernos de que son ecologistas es comprensible teniendo en cuenta que esta compañía es la principal responsable de la destrucción de la capa de ozono (además de ser uno de los últimos productores aditivos de plomo para la gasolina, y el principal productor de residuos tóxicos en EE.UU.).

Desde hace casi 70 años, DuPont ha sido el líder en la producción de CFCs. Los últimos 14 los ha dedicado a ignorar y negar sistemáticamente la evidencia de su responsabilidad en la disminución del ozono estratosférico. Ahora comercializa los sustitutos de los CFCs, los HCFCs y HFCs, como "ambientalmente más benignos" cuando se sabe que unos siguen siendo destructores de ozono y los otros son gases de efecto invernadero.

Las moderadas estimaciones del PNUMA indican que el nivel actual de disminución de la capa de ozono provocará 300.000 casos de cáncer de piel, 1.500.000 casos de cataratas, disminución en las poblaciones de fitoplancton, daños en los cultivos y depresión del sistema inmunitario humano.


La Royal Dutch Shell redefine el principio de precaución

"... las compañías que forman el grupo Shell... creen que existen suficientes indicativos de los riesgos potenciales (del cambio climático global) sobre el medio ambiente... como para empezar a tomar medidas de precaución."
The Shell Review, junio 1991, pp. 53-54

Impecable declaración de intenciones para la compañía petrolera más grande del mundo, cuyos ingresos superaron los 102.000 millones de dólares en 1991. A pesar de estas palabras, Shell sigue jugando un papel agresivo en la explotación del billón de barriles en que se estima la reserva petrolífera conocida del planeta, así como en la búsqueda de los aproximadamente 750 millones de barriles que aún no han sido localizados. Shell sigue invirtiendo masivamente en ahondar nuestra dependencia energética del petróleo, cuya combustión a escala planetaria es la principal fuente de emisión de CO2 a la atmósfera.

Otras poderosas compañías multinacionales que mantienen intensas campañas de lavado de imagen son:


Las empresas de relaciones públicas

A menudo las empresas se enfrentan con dificultades que se prolongan en el tiempo y que surgen a raiz de la preocupación de la opinión pública (boicot a Suráfrica, leche en polvo para lactantes) o controversias con respecto a los riesgos que presentan algunos productos... los especialistas de Burson-Marsteller cuentan con años de experiencia en asesorar a sus clientes en estos temas. Han llegado a conocer muy bien como funcionan los grupos activistas más importantes (religiosos, de consumidores, étnicos, ecologistas), y las tácticas y estrategias de quienes generan y apoyan determinados temas específicos. Nuestros consejeros en todoel mundo han ayudado a los clientes a contrarrestar las inquietudes causadas por los grupos activistas.

Este fragmento de un folleto publicitario del gigante de las relaciones públicas, Burson-Marsteller, ilustra perfectamente el importante papel que desempeñan las empresas de relaciones públicas (RRPP) en la estrategia del lavado de imagen.

Como prueba de este creciente protagonismo en la lucha antiecologista, en EE.UU., este tipo de empresas ingresa alrededor de 1.000 millones de dólares anuales de las multinacionales, lobbies industriales e instituciones que solicitan sus servicios. El menú que ofrecen va más allá de la campaña publicitaria de rigor en los medios de comunicación de masas. También incluye:

El líder indiscutible en este sector es Burson-Marsteller, la compañía de relaciones públicas más grande del mundo. Su experiencia en la aplicación del lavado de imagen es incomparable. He aquí una muestra de su "curriculum" a nivel internacional:

En la actualidad, B-M diseña la campaña publicitaria con la que el Grupo PVC de ANAIP (Asociación Nacional de Industriales del Plástico) intenta contarrestar el avance de las tesis ecologistas sobre la prohibición y eliminación del PVC.

Todo lo arriba expuesto prueba lo que sugiere el sentido común: que la tan cacareada "autorregulación" de la industria agresora del medio ambiente no es posible, y que el control de las multinacionales debe provenir de procesos gubernamentales participativos.

Si las multinacionales están realmente comprometidas con la protección del medio ambiente y con las comunidades en las que desarrollan sus actividades, deberían estar dispuestas a legalizar ese compromiso en clausulas contractuales vinculantes que sean aplicables en cualquier país en el que operen.


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