Incineradoras: contaminación para todos


Lo que se avecina

La "Entitat Metropolitana de Barcelona" ha decidido la construcción de una Planta Incineradora de Residuos Urbanos en el distrito de Zona Franca.

Aún no hay ningún proyecto aprobado, pero por la reserva de suelo realizada, la incineradora podría llegar a quemar unas 400.000 toneladas de basuras cada año.

El coste aproximado de la instalación se calcula en unos 20.000 millones de pesetas.

Esta iniciativa cuenta con el rechazo absoluto por parte de un amplio sector social, representado por organizaciones ecologistas y vecinales.


El problema son los residuos

Los residuos urbanos constituyen uno de los principales problemas medioambientales de las sociedades occidentales industrializadas. Cada habitante de una ciudad como Barcelona o Madrid genera en promedio un kilogramo de residuos por dia, el doble que en una zona rural.


La solución del ilusionista

Según los promotores de la incineración, las plantas incineradoras representan la única salida posible a la saturación de los vertederos:


Razones suficientes para un NO

Aunque fuera cierto que la incineración es una solución al problema de los residuos, el precio que hay que pagar es demasiado alto. Es absolutamente falso que las plantas incineradoras no produzcan cantidades significativas de contaminación peligrosa. Estos son algunos de los productos que se generan en el horno de una incineradora:

Los filtros instalados en algunas (en España se pueden contar con los dedos de una mano) incineradoras son eficaces para retener algunos de los contaminantes anteriores, como el ácido clorhídrico (formado a partir del cloruro de hidrógeno). El resto escapa de manera significativa por las chimeneas: el contenido en metales pesados y organoclorados de las zonas próximas a las incineradoras es significativamente mayor que en zonas alejadas, habiéndose medido cantidades anormalmente altas en la leche materna y la leche de vaca (en Inglaterra está prohibida la venta de leche procedente de vacas que pastan cerca de incineradoras).

Según un estudio realizado por la Agencia del Medio Ambiente de EE.UU. la incineración es la primera fuente de contaminación por dioxinas.

El cumplimiento de la normativa comunitaria, nacional y autonómica no garantiza la protección del medio ambiente y la salud pública. Las dioxinas y los furanos no están regulados para incineradoras de residuos urbanos. Además, los niveles máximos autorizados de emisión no tienen en cuenta el riesgo de acumulación en la cadena alimentaria. En el caso de los metales pesados no se establecen niveles específicos para cada uno de ellos por separado.


La incineración NO soluciona nada

Lo que se quema en una incineradora debe ser fabricado de nuevo. Se calcula que se generan 25 toneladas de residuos durante las fases de obtención de materias primas y elaboración por cada tonelada de material producido. Por tanto, la incineración agrava el problema de los residuos.

Por cada 3 toneladas de basura que entran en una incineradora se produce 1 tonelada de cenizas de fondo tóxicas, y que por tanto necesitarán ser depositadas en un vertedero especial. El resto se transforma en gases y cenizas volátiles.

Así pues, la incineración no elimina la basura sino que la redistribuye en el aíre, el agua y la tierra y la hace más tóxica.


La incineración NO es una fuente de energía

Solamente un ejemplo: la incineradora de residuos urbanos de la ciudad de Tarragona genera 30.000 megavatios-hora cada año; el reciclaje de las 18.000 toneladas de papel y 9.000 toneladas de cristal que quema en ese mismo intervalo de tiempo ahorraría unos 165.000 megavatios-hora.

La incineración despilfarra la energía


La solución ya existe

La pregunta clave no es ¿Qué hacemos con los residuos? sino ¿Qué podemos hacer para producir menos residuos? No se trata de ninguna bella utopía. Sin ir más lejos, el Centre d'Ecologia i Projectes Alternatius (CEPA) desde 1991 está llevando a cabo una experiencia piloto de compostaje y reciclaje intensivo llamada Residu Mínim en tres municipios próximos a la ciudad de Barcelona: Molins de Rei, Sant Cugat y Torrelles (60000 habitantes en total). La experiencia ha conseguido superar ya los niveles de recuperación de residuos previstos por la Generalitat de Catalunya para el año 2000.

Hay muchos ejemplos más que demuestran la viabilidad práctica de estas soluciones.

La incineración es totalmente INCOMPATIBLE con el reciclaje intensivo. Los materiales que se recuperan para su reutilización o reciclaje son, al mismo tiempo, el material combustible que necesita la incineradora para su correcto funcionamiento.


El negocio de las incineradoras

Pregunta ingenua: ¿Por qué la incineración se favorece como método de eliminación de residuos, vistos sus riesgos e ineficacia?

La respuesta es que se trata de un negocio floreciente, que mueve grandes cantidades de capital. Una instalación incineradora (que transforma residuos urbanos en residuos tóxicos) cuesta del orden de los 40.000 millones de pesetas; una planta de compostaje (que transforma residuos urbanos en recursos), del orden de 150 millones de pesetas.

Los principales sectores económicos interesados en impulsar la incineración son:


NO a la incineradora de Zona Franca

Todo lo expuesto hasta aquí debería ser suficiente para que l'Àrea Metropolitana de Barcelona renunciara a construir la planta incineradora de Zona Franca.

Si quieres colaborar para conseguirlo, ponte en contacto con:

Plataforma Cívica per a la Reducció dels Residus
Jacint Verdaguer, 48
08750 Molins de Rei
Baix Llobregat
Barcelona
Tlf.: (93)618.16.78 / 72


Atrás