Desde la prisión militar

Carta que los insumisos en los cuarteles Plácido Ferrándiz Albert y Juan Carlos Pérez Barranco han escrito desde la prisión militar de Alcalá de Henares, donde actualmente están encarcelados. Desobedecer es bueno para la salud (mental sobre todo). Desobedecer colectiva, pública y noviolentamente al ejército (elijan ustedes el modelo) y al militarismo es bueno para la salud social. La negativa explícita para incorporarse al servicio militar obligatorio o a su prestación sustitutoria desde convicciones antimilitaristas (insumisión), o el desvío hacia fines socialmente útiles del dinero de la declaración de la renta que en porcentaje corresponde al capítulo de gasto militar en los presupuestos del estado (objeción fiscal) son formas concretas y legítimas de ejercer esa desobediencia.

Desde febrero existe una nueva manera de expresar un rechazo rotundo a la guerra y su preparación, y la voluntad colectiva de activar un debate social, abierto, participativo sobre la defensa: la insumisión en los cuarteles. Desertar de la mili para presentarnos públicamente en el marco de una campaña organizada por el M.O.C. (Movimiento de Objeción de Conciencia) y asumir las consecuencias legales de nuestra acción. Esto es lo que hemos hecho los primeros seis insumisos en los cuarteles y lo que harán los siguientes.

Intentamos abrir así una nueva vía de acción política que quiere romper el secretismo, la opacidad y la falta de control popular que encubre todo lo relacionado con la política de defensa, como podemos seguir apreciando en las últimas transformaciones del ejército.


Participamos legítimamente denunciando que el modelo de defensa militar no sólo no nos protege, sino que nos agrede, iluminando los inaceptables costes económicos de cualquier modalidad de ejército (1'9 billones de pesetas en el gasto militar para 1997, más que el total de los Ministerios de Industria y Energía; Educación y Ciencia; Agricultura, Pesca y Alimentación; Cultura...): las funciones de dominación Norte-Sur de la (vieja) nueva O.T.A.N. en la que ingresará plenamente el estado español; la hipocresía de las intervenciones militares "humanitarias" y "pacificadoras" en conflictos generados desde la injusticia del orden económico y político internacional, y agravados por el tráfico de armas mundial (del que el estado español también se beneficia).

Para exigir la apertura de un debate serio y en profundidad sobre estas cuestiones y para afirmar nuestra opción por una alternativa noviolenta a la defensa militar; para eso somos insumisos en los cuarteles y para eso dos de nosotros estamos presos en Alcalá de Henares.

Desde aquí seguimos preguntándonos: ¿para qué sirve el ejército? Plácido Ferrándiz Albert Juan Carlos Pérez Barranco Prisión Militar de Alcalá de Henares Carretera de Meco KM 5 28805 Alcalá de Henares-MADRID


Fuente: Rebelión


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